Conflicto y representatividad sindical
Las comisiones internas constituyen una herramienta formidable para la defensa de los derechos de los trabajadores y un canal de renovación que puede repotenciar la práctica sindical.
Por Juan Montes Cato y Patricia Ventrici *
Desde que se inició la recuperación económica, los 
sindicatos vienen recobrando parte del protagonismo perdido durante la 
década del ‘90. Esa pérdida de incidencia estuvo determinada por varios 
factores:
1. Los programas gubernamentales y las estrategias empresariales 
fundadas en la implementación de políticas de precarización y 
flexibilización laboral.
2. La derrota del movimiento obrero.
3. La reorientación de las estrategias de los dirigentes sindicales 
que apostaron a convertirse en lo que se conoce como sindicatos 
empresariales, pues se dedicaron (muchos de ellos) a proveer a sus 
afiliados (considerados ahora clientes) servicios sociales y a generar 
ganancias en base a su participación accionaria en empresas.
Todo ello llevó a un desacople entre los intereses objetivos de los 
trabajadores y sus dirigentes, entre detentar la representación formal y
 ser efectivamente representativo. Este fenómeno fue interpretado 
teóricamente en la década del ‘80 como parte de un proceso de franco 
declive del rol sindical como institución con capacidad de incidencia en
 la relación entre el Estado y la sociedad, que en función de su 
retroceso iría constituyéndose en una figura arcaica incapaz de 
canalizar las demandas de una sociedad en pleno cambio.
Contrariando parte de esta interpretación, desde el inicio del ciclo
 expansivo de la economía observado a partir de 2003, los sindicatos 
lograron posicionarse nuevamente en un lugar protagónico. Comandaron la 
conflictividad laboral, la negociación colectiva y, en términos 
políticos, con su alianza estratégica con el gobierno, balancearon el 
peso específico que fue adquiriendo la oposición. Esto último quedó 
claramente ilustrado en los momentos más álgidos del conflicto con el 
campo durante el lockout de 2008. En ese momento, los sindicatos 
tuvieron un rol significativo movilizando a trabajadores y activistas a 
favor de la resolución 125.
En el marco de este aumento de protagonismo sindical se vienen 
desarrollando experiencias de revitalización de la política sindical de 
base. Algunas surgidas al abrigo de la nueva coyuntura, y otras 
fraguadas largamente en plena hegemonía neoliberal-menemista, que 
constituyen verdaderos desafíos a las prácticas sindicales 
tradicionales. Los conflictos en el interior de los sindicatos que se 
vienen sucediendo en diferentes ámbitos laborales como en el subte, 
Kraft (ex Terrabusi), petroleros de la Patagonia, motoqueros, Casino de 
Buenos Aires, son sintomáticos de este fenómeno. Esta fuerte presencia 
sindical en los lugares de trabajo constituyó históricamente un baluarte
 excepcional de la Argentina.
En efecto, será con el ascenso del movimiento peronista en 1945 que 
las comisiones internas y cuerpos de delegados se consolidaron como una 
forma poderosa de controlar el efectivo respeto de los derechos 
laborales en los espacios concretos de trabajo, y también como 
herramienta para renovar y revitalizar a las cúpulas sindicales. Las 
persecuciones de los sucesivos gobiernos, las trabas a su ejercicio por 
parte de las empresas y una reglamentación que tiende a favorecer la 
centralización y el verticalismo rígido en beneficio de las cúpulas, que
 conciben a las comisiones internas como meros órganos de control, 
restaron potencialidad a esta figura. El desenlace de este proceso queda
 manifestado en que sólo el 12 por ciento de las empresas actualmente 
posee alguna presencia sindical en los lugares de trabajo.
Las comisiones internas constituyen una herramienta formidable para 
la defensa de los derechos de los trabajadores y un canal de renovación 
que puede repotenciar la práctica sindical. Se trata en última instancia
 de fortalecer la democracia sindical, activando los espacios 
deliberativos y beneficiando la participación en pos de la mejora de las
 condiciones de trabajo.
* Centro de Estudios e Investigaciones Laborales
(CEIL-Piette del Conicet) y UBA.
(CEIL-Piette del Conicet) y UBA.
Publicado en Página/12 -2009 
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