Por Gastón Valente *
Existen dos datos preocupantes sobre accidentabilidad laboral en 
Argentina: aumentan las muertes y se reducen las enfermedades laborales.
 Los accidentes fatales aumentaron un 4,57 por ciento en 2017. El año 
pasado fallecieron 743 personas. El registro de enfermedades 
profesionales, por su parte, cayó un 12,6 por ciento, siendo el mayor 
retroceso en los últimos diez años. El dato no marca una mejora sino que
 evidencia como el sistema de riesgos del trabajo ignora las 
enfermedades laborales. Los datos elaborados por la Superintendencia de 
Riesgos del Trabajo (SRT) solo relevan al sector de trabajo formal. Al 
no contemplar el empleo informal sólo representan la punta del iceberg 
para la siniestralidad laboral que existe en el país.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala que se debe 
avanzar hacia el reconocimiento de las enfermedades laborales. En el 
mundo ocurren 2,8 millones de muertes laborales al año de las cuales 2,4
 millones son por enfermedades profesionales. El 86 por ciento de las 
muertes son por enfermedades mientras que el 14 por ciento está 
vinculada a accidentes. A contramano de esa tendencia mundial, en 
Argentina las aseguradoras solo registran 5 muertes por año por 
enfermedades profesionales, menos del 1 por ciento del total. El 
ocultamiento es evidente.
La problemática es de largo aliento pero en épocas de crisis y 
achicamiento del mercado laboral, el disciplinamiento juega un rol 
esencial: ¿quién va a denunciar una enfermedad laboral si teme perder el
 empleo? A su vez, las estadísticas sólo reflejan los empleos con 
cobertura, por lo que no se contemplan los trabajadores informales, ni 
los monotributistas que en su gran mayoría encubren verdaderas 
relaciones laborales. Las estadísticas publicadas por la SRT muestran 
que sólo el 21,2 por ciento de las enfermedades son diagnosticadas por 
prestadores de las aseguradoras. El resto lo hace el Hospital Público 
(28,6 por ciento) y las obras sociales (21,3 por ciento), lo que 
constituye una forma de externalizar costos para las ART.
Instalada en la década de los noventa, la Ley de Riesgos del Trabajo 
arrastra problemas estructurales. La normativa neoliberal habilita a las
 ART a intermediar y lucrar con la salud, no estimula la prevención de 
los riesgos, sino que incentiva el ocultamiento y el rechazo de los 
siniestros para aumentar la rentabilidad de las empresas. Las pequeñas 
mejoras que se hicieron, como los aumentos en las prestaciones 
dinerarias (2012) o la incorporación de enfermedades (2014), fueron 
sistemáticamente cuestionadas y rechazadas por las ART. La prueba está 
en el sideral crecimiento de los expedientes administrativos ante la SRT
 (186 por ciento) en el período 2011-2015, originados por rechazos, 
altas prematuras y derivaciones que incorrectamente hacían las 
aseguradoras.
En el país del glifosato, no hay muertes reconocidas por exposición a
 esta sustancia. Las manchas en los pulmones de los trabajadores 
mineros, dicen las ART que no son silicosis, sino por el tabaco. Los 
coches de subte con asbesto sólo pueden circular en un país como el 
nuestro, donde el Derecho Penal no tipifica el delito de “riesgo a la 
salud” como sí lo hacen España e Italia. Las muertes de los docentes de 
Moreno, son sólo culpa del gasista, no de la desidia gubernamental que 
ni siquiera cumple las normas de salud y seguridad cuando actúa como 
empleadora. Las enfermedades psicosociales (estrés laboral) brillan por 
su ausencia. Mientras tanto, las estadísticas nos dicen que los sectores
 de la economía beneficiados por la quita de las retenciones y los 
tarifazos, son los que más han aumentado los accidentes mortales.
La médica del trabajo Lilian Capone expresa que, los pocos exámenes 
de salud que hacen las empresas, son sólo una cuestión administrativa y 
burocrática, no tienen por objeto detectar patologías ni orientar 
políticas preventivas. Las empresas prefieren no denunciar enfermedades 
para pagar menos alícuotas de seguro. Para el Gobierno de Cambiemos, no 
es una prioridad la prevención sino bajar los costos laborales. 
Consecuencia de ello son el crecimiento de las muertes y el ocultamiento
 de las enfermedades.
* Abogado Espacio Intersindical Salud Trabajo y Participación
Fuente:Pagina/12 
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