“La ciencia debe generar empleo”



Lino Barañao: “La ciencia debe generar empleo”
La visita oficial que la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, realizó a nuestro país desbordó el habitual ámbito de las cuestiones estrictamente económicas y políticas. Durante la ocasión, el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Lino Barañao, firmó con su par de Brasil, Aloizio Mercadante, un memorando de entendimiento para la cooperación en la tecnología de la luz sincrotrón, un acelerador de partículas que se utiliza como fuente de luz con usos diversos. El convenio fue el punto de partida de una charla donde Barañao abordó cuestiones centrales para el desarrollo del país. –¿Qué supone exactamente el memorando firmado? –La Comisión Nacional de Energía Atómica, a través del Invap, construirá un reactor en Brasil. Lo que firmó nuestro ministerio tiene que ver con la actualización de una infraestructura de investigación muy importante que existe en Campinas, en el sur de Brasil. Lo interesante es que es la primera vez que Argentina y Brasil confluyen en un desarrollo concreto. Es decir, no se trata de un mero intercambio de investigadores, o de acuerdos generales, sino de un trabajo en común. –¿Y el reactor? –Es un reactor nuclear experimental parecido al que Invap construyó en Australia. El objetivo es producir radioisótopos para uso médico y con fines de investigación. Con el renovado auge de la energía nuclear, que vuelve a aparecer como una alternativa al combustible fósil, sabemos que va a haber demanda de ese tipo de investigación. –La Comisión Nacional de Energía Atómica y el Invap, además de otros organismos, están bajo su órbita. ¿Su gestión implica un camino hacia la centralización de la ciencia argentina? –El centralismo tiene pros y contras. La Comisión Nacional de Energía Atómica, por ejemplo, tiene funciones que exceden la investigación científica o tecnológica. Algo parecido ocurre con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria o el Instituto Nacional de Tecnología Industrial. Lo importante es que nosotros tenemos los fondos para los proyectos, de modo que podemos orientar la investigación a través del financiamiento. Además, en todos los organismos hay un sentimiento de identidad y de pertenencia muy importante, que no hay que subestimar. Ese sentimiento de pertenencia permitió la subsistencia de esas instituciones cuando fueron abandonadas por el Estado. –El diagnóstico que casi todo el mundo comparte es que hay que conectar la ciencia con el desarrollo. –Estamos financiando una gran cantidad de proyectos. El objetivo es que esas investigaciones sirvan para solucionar problemas sociales concretos y que generen oportunidades de negocios. Lo único que le pedimos al investigador básico es que esté atento por si alguna de las cosas que descubrió sirve para algo. Pasteur decía que la casualidad sólo beneficia a los espíritus preparados. –De hecho, investigó por qué el vino se echaba a perder. Un tema que les importaba mucho a los productores vitivinícolas de su tiempo. –El día que conocí a la Presidenta le planteé que debíamos hacer ciencia básica inspirada en el uso. Hay que tratar de resolver problemas productivos que requieren generación de conocimiento. –En ocasiones, la comunidad científica parece más interesada en la excelencia académica… –Dos de los investigadores que publicaron recientemente en Nature, la mejor revista de ciencia, tienen patentes codiciadas por empresas multinacionales, y las estamos negociando. Los investigadores de hoy saben que si son buenos científicos, en términos de excelencia académica, pueden además encontrar algo que vale mucho dinero. El modelo de la investigación básica que se derrama es falso. Por eso financiamos investigación básica en Chagas. El objetivo es que alguien, alguna vez, tome esas innovaciones y las aproveche. Si un grupo quiere investigar en Chagas le pedimos que venga con la empresa que va a fabricar el paquete tecnológico. Queremos que estén asociados desde el principio con alguien capaz de encarar la producción masiva. Necesitamos un tipo de investigador distinto al que existe hoy, no menos valioso, pero cuya satisfacción estribe en desarrollar un producto que llegue al mercado. –¿No hay mucho mercado en su planteo? Si a la gente joven le planteara, simplemente, que estudiar ciencia consiste en resolver problemas sociales concretos… –Yo distingo el idealismo de la inocencia. No es admisible ponerse a estudiar el cáncer porque alguien, alguna vez, recogerá mi estudio… –El Estado lo va a recoger… –Pero con esta condición: financiamos estudios sobre el cáncer siempre que los investigadores nos avisen si descubren algo novedoso. Y entonces nos encargamos de que, en primera instancia, una empresa argentina lo comercialice. Si no hay manera de que sea argentina, licenciamos, vendemos y recuperamos parte de lo que hemos invertido. Es lo que estamos haciendo en el área de vacunas con Francia. Defendemos nuestras patentes. El cambio cultural no es menor. La ciencia sirve para generar puestos de trabajo, hay que instalar esa idea en la ciudadanía. Por eso se necesitaba crear un ministerio, porque hay que articular con todos los otros sectores. Yo hablo todo el tiempo con todos los otros ministros. Tenemos que generar un nuevo tipo de empresario, porque el que hay es producto de una selección darwiniana de tipo financiera. –El científico que existe en la actualidad también es producto de una selección darwiniana sin grandes proyectos nacionales. –Sí, y no va a cambiar. La gente no cambia de opinión. No quiero convencer a nadie. Pero está apareciendo mucha gente nueva a la que no le satisface publicar un paper, sino ver que lo que hace sirve para algo. Pasteur la debe haber pasado bomba. Cuando vio que curaba la rabia, y que a los productores el vino no se les picaba, se debe haber sentido mucho mejor que antes. Eso sucedió porque Pasteur no era un aristócrata, como los científicos de la época. Era un hijo de obreros, que valoraba la resolución de problemas concretos. –El proyecto engendra los valores, como creía Jean-Paul Sartre. La excelencia académica es un valor de un proyecto ajeno. –Hay una frase de Pierre Bordieu que no genera mucha adhesión, que dice que un investigador propone como interesante lo que considera que sus pares van a considerar interesante, y así aparecer él mismo como una persona interesante. Es el juicio de los pares. No hay nada más fuerte que la necesidad de pertenencia a un grupo social, para bien o para mal. Eso te fuerza a ser el más inteligente, o un barrabrava más violento que los demás, con tal de que te aprecien. No hay una moral anterior, como decía Sartre, sino que se ajustá al objetivo de entrar en el grupo. –¿Lo que hay que mostrar es que el prestigio puede estar en otro lado? –Eso es lo que queremos mostrar y por eso decidimos crear un canal de televisión. Hay que hacer lo que hacían los griegos para producir cambios morales: teatro. Mostrar cuál es el valor de la lealtad y cuál el de la traición. No puede ser que todos los valores nos los imponga Hollywood. 
06 de Febrero de 2011
Fuente: Miradas al sur

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