Por
José Luis Di Lorenzo [1]
RESUMEN
Frente
al hecho de que vuelve a tomar cuerpo la idea de una renta básica universal o incondicional que garantice a todos por lo
menos alguna forma de ingreso, la que parte de suponer como inevitable el fin del trabajo, cuestionamos
que ello sea así [2].
El
discurso dominante, da por sentado un irrefrenable avance científico
tecnológico, y lo primero que se debe advertir es que en los países de estilo industrial capitalista, la tecnología no sale
de la ciencia sino de las empresas. Para ello la ciencia se mediatiza y se
ajusta al interés de las industrias, del mercado y de las instituciones del
poder.
La
investigación, en los países centrales y en los imperios, suele servir
primordialmente a dos fines: la guerra y el lucro de las empresas. El
cientificismo resulta una nueva ideología, en tanto encubre los intereses de
los organismos patrocinadores.
De
allí que nos preguntamos ¿Para qué nos empeñamos en reproducir la ciencia y la
tecnología –por más avanzadas que parezcan– de los países desarrollados de los
cuales dependemos, si esa ciencia y tecnología es para nosotros un efectivo
instrumento de dominación? ¿O acaso la
misma ciencia que nos ata puede liberamos?.
El
trabajo es un organizador social, la renta básica en cambio, es un subsidio que
se presenta como inevitable, cuando no lo es. Al subsidiar el no
trabajo, se convierte en un instrumento disruptivo, desorganizador,
funcional al antiproyecto (proyecto de no país).
Pensar el desempleo como
una cuestión estructural e insuperable, que avanzamos hacia el fin de la "sociedad del trabajo" es tan
falso como haber pretendido que tras la caída del muro de Berlín y la Perestroika
habíamos llegado al fin de la historia.
La principal forma de afiliación a la sociedad opera a través del
trabajo, derecho y obligación en su calidad de carga solidaria de convivencia.
Reconocer
como problemas la miseria y el atraso, debe llevar a descubrir que no se trata
de algo fatal, natural ni irreversible. Simplemente eso es humano y
modificable. Lo que nos desafía a que, desde un pensar situado, nutramos el
camino de nuevo y propio paradigma.
[1] José Luis Di Lorenzo,
es abogado, Profesor de Derecho de la Seguridad Social en la carrera de
Relaciones del Trabajo de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de
Buenos Aires y Presidente del Instituto para el Modelo Argentino (IMA). Fue
Subsecretario para la Reforma Política del Ministerio del Interior, Ministro de
Acción Social de la Provincia de Buenos Aires, Vice Presidente del Consejo
Federal de Previsión Social, Presidente del Instituto de Previsión Social de la
Provincia de Buenos Aires. Como autor
y/o coautor ha publicado una veintena de libros.
[2] Publicado en la Revista
de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, Nº 93,
Mayo de 2017
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