Pilares del empleo: protección, consumo y capacitación

 


Por Carlos Tomada Ministro de Trabajo, Empleo y Seguridad Social

La OIT reconoció a la Argentina por la reducción de la tasa de desempleo con los REPRO y la estatización de las AFJP. Valoró la lucha contra la informalidad y desmintió que la AUH desincentive la búsqueda de trabajo. El Banco Mundial y la CEPAL elogiaron las políticas de empleo, jubilación mínima y Salario Mínimo Vital y Móvil.
Hubo un tiempo en el que tener un trabajo era casi una utopía. En el que el empleo estaba totalmente desprotegido. En el que la producción no tenía ningún incentivo porque la "moda" de entonces era frenar el consumo.
Y ajustar, siempre ajustar. En ese tiempo, la capacitación era una palabra en desuso. No era una política ni una prioridad para nadie. Ni en lo público ni en lo privado. Y no estamos hablando de la prehistoria.
Ni de otro país. No. Hablamos de apenas 12 años atrás. Aquí, en Argentina Es decir, antes de ese tiempo, los tres pilares del empleo –la protección, el consumo y la capacitación– no existían como tales.
De ese lugar venimos. Y a esa situación de la historia nadie quiere volver.
Bueno, nadie no. Porque algunos grupos corporativos y concentrados del poder político y económico se beneficiaron con esta descomposición de la economía. Entonces nostálgicos unos, y aferrados a esos privilegios.
Otros, pugnan por cambiar un rumbo que generó –entre otros logros no menores– millones de puestos de trabajo.
Y lo hacen porque quieren volver a disciplinar con la desocupación.
Porque quieren evitar negociaciones salariales con las dirigencias sindicales.
Porque quieren fijar topes en las remuneraciones a su antojo. Porque no quieren que se sigan ampliando derechos. Y porque no quieren tener que invertir en temas como la capacitación.
Es importante que quede en claro que no estamos refiriéndonos a todas las empresas y los empresarios del país. Para nada. Estamos hablando de algunos sectores. Pero de una minoría que no es sencilla. Ni débil.
Es, son, precisamente, el núcleo duro de los que bajo distintos disfraces y distintas posturas, buscan cambiar el camino. Buscan torcer un destino de trabajo que Argentina recuperó con mucho sacrificio. Y de todos. Buscan asustar para ajustar. Esa es la razón por la que atacan este gobierno. Y no otra.
Resulta inexplicable la oposición que manifestó un sector de la industria hace pocos días a propósito de los acuerdos que firmó la presidenta en China. Acuerdos de inversión.
De financiamiento. Y de tecnología.
Acuerdos de desarrollo que generarán miles de puestos de trabajo. Emprendimientos que son un reaseguro hacia el futuro. ¿Y cómo lo hicieron? Intentando meter miedo. Tergiversando los convenios. Diciendo que trabajadores chinos iban a inundar el país. Trabajando con leyes chinas.
Una maniobra en la que nos trataron a los argentinos de pueriles e inocentes.
¿Se imaginan al movimiento sindical en su conjunto de brazos cruzados frente a una situación de esta naturaleza? ¿Se imaginan a la Justicia sin hacer nada frente a este atropello a las leyes? Y lo que es más contundente, ¿se imaginan que un gobierno, nacional y popular que puso al empleo en el centro de las políticas públicas, va a tirar por la borda las conquistas que todos los trabajadores han recuperado en estos doce últimos años? Es cierto que han hecho muchos intentos para desandar el camino.
O para poner otro santo en el altar de la rentabilidad. Especulaciones.
Corridas. Dólares. Operaciones devaluatorias.
Todo ha formado parte de este accionar que tiene algunos socios internacionales muy empeñosos.
Por ejemplo los buitres. O algún magistrado de Nueva York. Y con los "apoyos" de adentro alrededor de la American Task Force Argentina.
En un escenario internacional que los ayuda a sembrar pánico. Resulta increíble. Porque la crisis global que explotó en 2009 la provocaron esos mismos grupos financieros mundiales.
Porque lo que comenzó siendo un derrumbe financiero, se convirtió en un tsunami de empleo universal. ¿Y por qué pasó esto? Porque quieren que su crisis la pague el empleo. El trabajo. Los trabajadores. De aquí y de todo el mundo.
En este contexto – interno y externo– se inserta la economía de nuestro país. Y dentro de ella la estructura laboral. Que en estos últimos cinco años de vaivenes que amenazan los puestos de trabajo en todo el planeta, se muestra estable. Entre el seis y medio y el siete y medio de desempleo. A veces más. A veces menos. Pero esto no es obra de la casualidad. Ni de la suerte. Ni mucho menos del viento de cola que nos quisieron vender durante bastante tiempo. Todo lo contrario.
Es producto de la centralidad que tiene el empleo y sus políticas en las decisiones del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Y que no casualmente tiene que ver con lo que señalábamos en el principio de esta nota. O sea: protección, consumo y capacitación. Los tres pilares con los que se genera y se defiende el empleo.
En lo que hace a la protección del trabajo, primero tuvimos que abordar la generación de puestos que comenzó en 2003. Con un conjunto de políticas públicas que revalorizaron la producción y que comenzaron un camino de reindustrialización absolutamente necesario para la creación de seis millones de empleos. Con un estado presente. No sólo a la hora de crecer sino también a la hora de defenderlo.
De cuidarlo. Con planes contra cíclicos. Como Proemplear. Con subsidios del Estado. Incorporando colectivos largamente excluidos. Ampliando derechos. Y dándole batalla a la informalidad que en la Argentina era más que exagerada.
En relación al consumo, pensado como un motor para el empleo y viceversa.
Por eso paritarias ininterrumpidas durante doce años. Por eso el Consejo del Salario Mínimo Vital y Móvil y los aumentos jubilatorios. Por eso la AUH. Herramientas de inclusión que lograron que millones que estaban fuera del sistema ahora estén adentro. Y con su incorporación, el consumo creció y seguirá creciendo.
Porque además, frente al viento en contra de la crisis mundial se pusieron en marcha los Precios Cuidados, Procreauto, Pro.Cre.Ar, Ahora 12 y todos los otros programas para fortalecer el consumo. Y con ello el empleo. Y con ello el futuro.
Y, por supuesto, la capacitación.
La gran olvidada de la historia reciente de nuestro país. Y la gran presente en esta etapa que estamos transitando. Es muchísimo lo que se ha realizado. Tanto desde el Estado como el gran impulsor y organizador, como con los sindicatos. Y también con algunas empresas. Hoy podemos decir que más de 3 millones y medio de personas han sido capacitadas desde distintos programas e iniciativas: Plan Jóvenes con Más y Mejor Trabajo, Formación Continua, Progresar. Y otros que tienen los mismos objetivos: crecer en el empleo o acceder al primer trabajo. En este sentido no es casual tampoco la Red de Servicios de Empleo que hoy tiene nuestro país y que antes no existía. Más de medio millar de oficinas diseminadas por todo el territorio nacional, que funcionan como un puente entre los que quieren trabajar y los que invierten y requieren trabajadores.
Todo esto evidencia que el desconocimiento que muestran algunos analistas y algunos opinadores sobre el tema no es casual. Porque hay reconocimientos internacionales muy claros y contundentes hacia la Argentina en materia laboral. Y están muy bien fundados. ¿Cómo puede ser que afuera los conozcan y aquí no? Por ejemplo el de la OIT, por la reducción de la tasa de desempleo con los REPRO y la estatización de las AFJP. Más la lucha contra la informalidad y la desmentida de ese organismo sobre que la AUH desincentiva la búsqueda de trabajo O el reconocimiento del Banco Mundial porque no se aumentó el desempleo entre 2011 y 2013. O también por las políticas de empleo y la disminución del desempleo juvenil entre 2012-2014 sobre un comparativo de 32 países incluidos los del G20.
Mas el de la jubilación mínima. Y el de la CEPAL por el Salario Mínimo Vital y Móvil en la región. Reconocimientos que no son mencionados por muchos medios solo porque no comulgan con estas políticas.
No hacen falta muchas palabras más. Estas son bastantes. Demasiadas podría decirse. Pero muy contundentes a la hora de dejar en claro que el trabajo en la Argentina va bien porque se trabaja para que vaya bien. Porque se recuperaron pilares fundamentales como la protección, el consumo y la capacitación para defender el empleo. Porque para el presente y el futuro, la respuesta siempre es trabajo. Y para lo que falta, más trabajo. «

Fuente:Diario Tiempo Argentino - Pilares del empleo: protección, consumo y capacitación 

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